Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2016
Yo sabía que si borraba cada verso, cada rima que revoloteaba por ahí, iba a dejar una parte de mi, iba a dejar mi corazón, como aquella tarde de otoño. Me preguntó si quería que lo acompañara al banco, contesté estrepitosamente que me quedaba afuera esperándolo (tantas veces lo esperé y el nunca regresó). Le sonreí antes que llorar. Pero quería una vez más que me abrazara, que no dejara mi corazón en la puerta del banco. Yo sabía que si borraba cada verso, el alma se me iba a envejecer un poco más y mis versos estarían desorientados,perdidos, me buscarían por las calles que los dejé ir, preguntarían por mí, (ya se habían acostumbrado de mi compañía). Pero yo, ya nos los quería, quería que volarán, que tuvieran otras palabras, nuevas rimas, distintas a las inventadas en las tardes de invierno. Mis versos ya estaban cansados de buscar adjetivos a su recuerdo,y ya no querían recordar este día de otoño, en el que yo, los buscaba desesperadamente, mientras él, me preguntaba si que
Tierra: Femenino, del latín Terra. Porción de la superficie terrestre que no está cubierta por masa líquida. Porción de la superficie terrestre donde se cultiva alimentos. Para nosotrxs la tierra, es donde surge la vida, de donde venimos y hacia dónde iremos. Para nosotrxs, hijas e hijos de la tierra, la tierra es el lugar donde habitamos, donde construimos nuestros sueños. Nosotrxs, que venimos de ella, luchamos para protegerla, para defenderla de aquellxs que la ven como un negociado, como mera mercancía. Aquellxs, lxs de arriba, la delimitan, la contaminan, la despojan, la saquean, hasta extraerle lo más mínimo, hasta aquello que no puede ser lucrado.
Preferí callar, que el silencio me invadiera, que tomara la forma de miradas distantes, lejanas de ese espacio-tiempo. Preferí escuchar, con absoluta precisión, quizás en algún rastro de luz, de aire otoñal, estaría la respuesta. Estalló en mí, la cómplice soledad y el silencio cubrió cada una de mis arterias. Las pulsaciones cobraron su ritmo normal y mi cuerpo se desplazó, buscó nuevas formas para no ser este cascarón maltrecho.
Día uno, día de la pachamama, nuestra madre tierra nos encuentra. Primeros acercamientos. Junto con ella,   el viento sur   le susurra sus secretos. Agosto tiene nuevos cambios. El Inti Raymi nos sonríe,   nos da fuerza para seguir caminando. 1 de Agosto de 2015.
Y no puedo adosar ni un murmullo, cualquier verso está demás cuando la opresión y la represión, se hacen presentes. Podría nombrar a tantxs,  y a cada unx, con sus vidas, sus historias de luchas, pero ni éstas palabras bastan, para expresar tanta violencia  que ejercen lxs de arriba. Nombro a Julio López, Luciano Arruga, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, Tantos y tantas... Nombres que intentan que olvidemos,  que intentan pasar como "NN". Nuevamente, el nudo en la garganta,  una impotencia que recorre mi cuerpo,  y acá estoy escribiendo,  un verso de más, para nombrarlxs, para no olvidarlxs, para que aparezcan en esta larga noche.
Desde hace años disfruto de la poesía, de aquellos poemas que escriben compañerxs, amigxs, esos poetas que sienten en carne propia las injusticias cotidianas, el abuso policial en las venas y tienen la posibilidad de ponerle palabras. Aquellxs arriesgadxs que juegan con el trazo, y describen los silencios. Hace años que escribo poesía, muchas veces, o quizás la mayoría, del des-amor, como la falta de - o de alguien- esa carencia que se materializa en el papel y queda ahí, hasta que nuevas palabras se encuentran con las carentes y quizás se sienten más acompañadas o menos solas. Hace tiempo, que escribo sobre la carencia del amor o la búsqueda de, pero también me he dado cuenta que empecé a escribir sobre otras cosas, más sobre mi cotidiano, mis prácticas como militante y lo que a veces siento cuando un compañerx nos falta o cuando este estado policial nos está matando. No sólo el estado policial nos está matando, sino también nos matan a través de lo que comemos, y hasta

¿Qué esconden aquellos versos de los desahuciados?

Un camino hacia ninguna parte, fotos con una misma imagen, unas vías de tren, un cielo con nubes grises. Conocerte, eso es lo primero. Momentos que duran instantes, ¿Era acaso un sueño? ¿O quién era él, disfrazado de hombre? Un camino, nos rodeamos de verde, sentimos el viento en nuestros ojos, deseamos olvidarlo todo, que no duela, que no nos duela. ¿Qué esconden aquellos versos de los desahuciados?
En el periplo de los días, tu sombra revolotea entre las enredaderas, inventa nuevas formas de fusión con los jacarandás y les conversa a los grillos del lugar. Tu imagen descolorida se refleja en la ventana, se acerca lentamente donde yace mi cuerpo y juega con algún recuerdo que aparece de repente. Los espasmos de vos, calan los huesos deshechos,   malheridos, náufragos.   Hacen vibrar la sangre que brota desde todas las extremidades hacia la epidermis.
Apunadas en el noroeste argentino, le cantan despacito,  una cantata a los cerros colorados. Apunadas en el noroeste argentino, se vislumbran a lo lejos, los erguidos cactus, se distinguen por su gama de verdes intensos, un amarillento intenso hasta ocre. Allá, todo lo vivido cobra otro color, la pachamama se entremezcla en las montañas. el viento puneño nos abraza, permaneciendo por días en nuestros cuerpos. Resuena en la zamba viajera, versos de cerros y la escorrentía que se nos escapa de los dedos. A lo lejos, donde se esconden los primeros rayos de sol, se asoman las vicuñas del lugar y susurran las historias de lxs viajerxs.
En algún lugarcito del sur de Córdoba, allá donde ya no se divisan los límites geográficos, donde no se sabe si es ciudad o campo, o si ambas cosas a la vez, a cualquier hora y momento del día, el dios inti se hace presente. El dios de los Incas, aparece también por acá, por estos sures, cerca de la canchita de fútbol improvisada, donde el arco hecho con dos piedritas, espera para que los pibes de l barrio sueñan,aunque sea por un momento, ser Messi o Maradona.  Algunas plantitas de la huerta, las más quejosas, susurran entre ellas cuando él aparece, y les comentan a los árboles que ellas alimentan a la gente del barrio. Las gallinas sedientas piden a gritos un sorbito de agua y ya no recuerdan bien cuántos huevos han puesto ese día, si uno, dos o ninguno. Los niños, al parecer se olvidan de él y sólo lo recuerdan cuando pueden disfrutar el día en la plaza o trepándose a algún árbol. Las mujeres disfrutan de su compañía, porque saben que cuando él se esconde es el momento de hacer el

Breves relatos del monte

En la ribera de aquel río,  quedaron adormecidos nuestros sueños. En el piedemonte, se escuchan los cánticos de los puentes amarillos, de ocres impregnando la epidermis. En aquel algarrobo, los duendes y los bichitos de luz, se entre duermen, mientras los ruiseñores, les inventan leyendas del monte profundo, de yuyos con miel...