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Mostrando entradas de junio, 2014
Palabras secas de otoños. Al contrario, tu lugar, quedó desierto, quedó vacío entre tanto tiempo. Nada volvió a tener tu color, tu aroma. Desde aquel pasado del tiempo, todo se tornó color sepia hacia un amarillento como adquieren algunas fotos que no se miran. Tus palabras fueron un eco de aquel otoño de los desahuciados. A partir de ese punto, ya no hubo puntos suspensivos, un " ya vuelvo",o quizás, ¿Te espero con unos mates? Sino que ese punto se eternizó, y todo lo vivido después, giró en torno a ese instante, a ese lugar que ya no era para nosotros.
No quiero que mis palabras te rocen la piel sino que mis versos jueguen en tu boca, que se impregnen despacito por tus poros, pasando por tus manos,  y subiendo lentamente por tu cuerpo infinito.  No quiero que mis versos lleguen a tus inviernos somnolientos a la pesadez del verano donde tu cuerpo transpira el néctar del éxtasis. No quiero que mis poesías pasen a ocupar un lugar recóndito de tu selecta memoria fugaz donde allí todo se vuelve un instante, donde allí no hay lugar para mí. No quiero que los versos de los poetas sean olvidados por tu increíble capacidad de permanecer inmóvil ante la vorágine de la ciudad. Ante la vorágine del que ejerce el poder y que nos subsume en la cotidianidad donde la violencia es lo que prolifera de sus bocas cargadas de fuego.