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Mostrando entradas de agosto, 2013

Caminando la ciudad.

Me hubiese encantado que vinieras a buscarme. Me hubiese encantado sentir tu cuerpo con el mío. Me hubiese encantado sentir tu presencia,tus cálidas palabras. Pero nada de eso pasó. No te pude encontrar en el mismo lugar de siempre. No te pude encontrar a la hora del té,cuando el sol se despide. No te pude encontrar en las calles recorridas. Foto: Gabriela Verzino Le pregunté a la loca de La Cañada si había oído tus pasos y nada contestó. Te busqué entre las hojas de otoño, quizás te habías quedado ahí esperando que viniera el invierno. Te busqué en mis innumerables escritos, quizás te había gustado ese lugar. Esa forma, ser solo palabras y sólo a veces poesía. Y buscando,socavando,te encontré ahí,dormido. Ahí te encontrabas todo este eterno tiempo. Sumergido en los relojes del pasado, donde tu presencia era esencia. 10 de Agosto de 2013.

Dígale zambita.

Dígale que lo espera una zamba, entre los dedos, entre versos. Dígale que lo esperan cantos despacitos, los que cantaba Spinetta. Dígale que aunque la poesía suene a suplica, sabe que acá juntito en el centro del pecho, lo espera este corazón, que tiene un poco de esperanza. Dígale que las noches se han vuelto eternas y que los días tardan en venir. Dígale que mi cuerpo lo espera, para seguir re encontrándonos en la inmensa ciudad. Dígale y recuérdele el  día en el río dulce, aquel día de verano. Dígale que los ruiseñores, han dejado de cantar, porque su voz se ha callado, ha tomado la forma del silencio, ha tomado la forma de las ausencias. Dígale que lo espera una inmensidad de abrazos. Dígale que mis días se han vuelto tristes. Dígale que en su pecho había sueños, había utopías. Dígale que en el río Dulce lo esperan unos mates amargos. 5 de Agosto de 2013.