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Déjame llevarte hacia otra realidad, donde nosotros no seamos esos dos, desposeídos de todo amor, de toda calma.
Déjame llevarte hacia sueños, lejanos de éste tiempo, donde tu cuerpo sea inacabable, alcanzable, deseable, donde sonreírte sea lo constante. Donde tu brisa llena de callecitas de acequias te cubran el alma.
Déjame que te envuelva en estos revolucionarios tiempos, donde todo se olvida y tu mirada se hace recurrente, donde sentirte es tan nítido, tan habitual en mí.